LOS LIBROS: HÉROES CON ALMA
“Algunos libros son probados,
otros devorados, poquísimos masticados y digeridos”
Sir
Francis Bacon
Suena raro seleccionar como héroe un objeto, el
libro. Pero durante mi trasegar por la vida puedo asegurar que los libros, para
muchas personas, se convirtieron en sus héroes, incluso para mí. Ellos habitan
en los anaqueles de las bibliotecas, cargados de muchas historias y lugares
fantásticos, esperando algún día que alguien los desempolve y descubra lo que
llevan en su interior. En este ensayo, pretendo resaltar el valor que este
objeto adquiere en el mundo. En ellos, se guardan las historias de personajes
fantásticos que andaban en las mentes de grandes escritores. Además, no tienen
límites de fronteras y no se necesitan VISAS para llegar a los lugares que
ellos nos invitan.
La Real Academia de la Lengua les ofrece, a los
libros, varias acepciones, pero quiero retomar una en particular: Los libros
son un “Conjunto de muchas hojas de
papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen”. Esta definición habla claramente de la forma física del libro, pero se queda
corta desde el contenido, porque los libros son mucho más que hojas de papel
encuadernadas; dice Carlos Ruiz Zafón en su obra La sombra del viento que “Cada
libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma
de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él”. En este sentido, los libros
adquieren una facultad humana, el alma. Y es el alma la que logra despertar en
quien lee el libro, sentimientos de angustia, alegría, tristeza, rabia e
impotencia.
Sin embargo, los libros son muy selectivos y no se
van con cualquier persona, ellos saben en qué momento deben llegar a nuestras
manos. Por eso cuando un libro no siente un contacto emocional con su lector,
no se va; permitiéndole a ese lector, encontrar el libro correcto. Las
emociones por las que nosotros, como seres humanos, sentimos a diario, se
conectan con las letras plasmadas en los libros y de inmediato se crea un
vínculo especial. Pareciera que el libro, nos descubriera, nos entendiera, nos
aconsejara o nos alejara por un instante de la realidad que a veces suele ser
tan compleja.
He descubierto lo que un libro le hace a un
drogadicto y fue algo maravilloso, el libro fue un sanador en su vida
desorientada y le recordó lo importante que es la familia, los amigos y su
propia vida. También descubrí las sonrisas de los niños leyendo aventuras
divertidas de “Familias familiares” de Vivian Masour o disfrutando de la
malicia del cerdito de Keiko Kasza en el cuento “Mi día de suerte”. Fue bonito
además, que los libros de Poe, Tolkien y J.K Rowling, se robaran de las calles
y de las esquinas de los barrios populares a los jóvenes, que no encontraban
sentido a sus vidas en el colegio o en sus casas.
En conclusión, los libros, son más valiosos de lo
que nosotros creemos. Ellos, en su conjunto forman una red,
forman el mundo, tejen la historia y somos nosotros, como lectores quienes debemos
atrevernos a navegar por ellos. Interesante es vivir cada día un viaje
literario sin fronteras, sin límites, sin excusas y al lado de un héroe con
alma, el libro.
Por:
Diana Carolina Valencia Figueroa
BIBLIOGRAFÍA
-
Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. 23.ª edición. Madrid: Espasa Libros, S. L. U.,
2014. Edición en cartoné, un volumen, formato: 17,5 x 26 cm.
-
Carlos Ruiz Zafón. (2001). La sombra del
viento. Barcelona: Planeta.
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