SÚPER CAPERUZA CAYÓ
Texto de Artemisa Magna
Ilustración de Alexander
Fue una caída contundente, los
peldaños de las escaleras secretamente hicieron un trato con la liza superficie
de unas botas rojas. La comunicación fue precisa y asertiva, el objetivo de su
plan se llevó a cabo sin obstáculos y el tiempo, fue su gran aliado. Pasaron
sólo unos segundos para que Súper Caperucita fuera vencida por este par de
ambiciosos objetos.
Ella y él buscaban un lugar con tres
pelos que les permitiera saciar su agonía manifestada en ruidos extraños que
salían desde sus estómagos. Él decide mitigar el episodio con las culonas de
Santander, es decir, las hormigas famosas de la región; las cuales se
encontraban atrapadas y calcinadas en un recipiente de plástico que al abrirse
provocaba diferentes percepciones a la vista de los transeúntes.
Ella, curiosa como siempre, se
arriesga a probar el indeseable alimento. En medio de la charla y el
descubrimiento de nuevos sabores, los peldaños y la liza superficie del zapato
rojo de Súper Caperucita llevan a cabo su maléfico plan y él, sin tiempo de
respirar, solo pudo ver como ella llegó primero a la portería y de culos. Su
capa se alzó con el viento, sus botas siguieron la dirección perfecta hacia los
tres pelos que buscaban, aunque a una velocidad no planeada y, menos mal, sus
lentes, rojos como todas sus prendas y accesorios, permanecieron en su
rostro atónitos por la nueva estrategia
de desplazamiento que los sorprendió en el camino.
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